Lo Último

entre rios

Desafíos de Cambiemos para 2023

La coalición opositora se enfrenta a la posibilidad de acceder por primera vez al gobierno provincial. Desde su nacimiento sólo se impuso en elecciones legislativas. Pero en 2021 reunió menos votos que en 2017 y para 2023 le asoma una competencia por derecha. La favorece el derrumbe histórico de un peronismo que no supo resolver la crisis heredada de Macri, que ahora propone volver al menemismo.
Pablo Bizai
Por: Pablo Bizai
pablobizai@gmail.com

Cambiemos existe desde 2015 cuando, en su Convención Nacional que sesionó en Gualeguaychú en marzo de ese año, la UCR aprobó la alianza electoral con el PRO. Desde entonces, la coalición compitió en el orden nacional en cuatro elecciones y ganó tres: 2015, 2017 y 2021. Perdió la de 2019, cuando el presidente Mauricio Macri iba por su reelección. Esa derrota dijo mucho: se explicó en el fracaso económico de la primera y única experiencia de gobierno de Cambiemos.

Pero también tuvo un costado muy valioso: con todos los indicadores de la economía en contra, Macri logró retener en 2019 el 41% de los votos. Ese piso tan alto es lo que ha mantenido unida a la coalición en la oposición. Por más profundas que sean las diferencias que separan a macristras y radicales, halcones y palomas, nadie se va de un espacio que ofrece tanta proyección de triunfo. Especialmente ante la decepción tan contundente del gobierno del Frente de Todos, que no ha logrado cumplir con su principal mandato electoral: arreglar el descalabro económico heredado de Macri.

Que ahora Cambiemos, rebautizado Juntos por el Cambio,  se proponga como solución a un problema que no pudo resolver cuando fue gobierno explica en buena medida el crecimiento de Javier Milei. Ninguna de las dos opciones electorales mayoritarias de Argentina, que se sucedieron en el gobierno en los últimos años, le ha solucionado los problemas a los argentinos. La memoria de la fallida experiencia en el poder de Cambiemos está fresca y alienta el crecimiento de los libertarios, que acumulan predominantemente por derecha.

Este recuerdo vivo también puede explicar un dato de interés para los entrerrianos: en su debut como candidato, Rogelio Frigerio hizo una muy buen elección, si se mide en términos porcentuales, cuando en 2021 se alzó con el 54% de los votos. Sin embargo, el líder del PRO entrerriano recibió menos sufragios que el radical Atilio Benedetti cuatro años antes, para una elección similar de medio término.

 

2017 – Diputados nacionales

Benedetti             437.962 (53%)

Bahillo                   313.605  (38%)

 

2021 – Diputados nacionales

Frigerio                    436.013 (54,6%)

Cresto                      252.521  (31,6%)

 

A la cabeza de la lista de diputados de Cambiemos, en 2017 Benedetti obtuvo 437.962 votos. Cuatro años después y con un padrón mayor, Frigerio (ocupando idéntica candidatura, por la misma fuerza) se alzó con 436.013 votos. Lo que pasó entre una elección y otra fue la fallida experiencia de gobierno de Cambiemos y el fracaso peronista para resolverla.

En 2017, Benedetti se benefició de lo que fue el mejor año del gobierno de Cambiemos, que en abril de 2018 iniciaría su declive.

En 2021, Frigerio se nutrió del mal momento del gobierno del Frente de Todos (pandemia, vacunatorio vip, fiesta de Olivos, creciente inflación) que produjo un fenomenal derrumbe electoral del peronismo. La lista que encabezó Enrique Cresto en Entre Ríos superó apenas el 31%, con sólo 252.521 votos.

Cambiemos no creció en cuatro años. Lo que explica el alto porcentaje con el que se impuso la lista de Frigerio en 2021 es que se encogió el peronismo, que hizo la peor elección de su historia.

La “buena noticia” para JxC es que ahora el contexto es aún más desfavorable para el peronismo. Las elecciones las ganan y las pierden los gobiernos. Ningún gobierno con el 50% de inflación puede ser reelecto. Bien lo sabe Macri. Mucho menos si esa inflación es del 100% y el crecimiento de la economía es, como ahora, inferior al de 2021.

 

 

La casa de gobierno

Pero, a diferencia de lo que ocurrió en el orden nacional, en Entre Ríos Cambiemos ha ganado sólo elecciones legislativas. Nunca pudo vencer al peronismo en comicios para renovar cargos ejecutivos.

 

2015 – Gobernador

Bordet                 325. 878 (42,3%)

De Angeli            303.769 (39,4%)

Fuertes-Busti     120.793 (15,6%)

 

2019 – Gobernador

Bordet                  436.452  (57%)

Benedetti             270.302 (35,5%)

 

Lo más cerca que estuvo de ganar Cambiemos para cargos ejecutivos fue en 2015, cuando Alfredo de Angeli quedó a 22 mil votos de ocupar el sillón de Urquiza. El PJ de Entre Ríos logró retener la provincia y resistir la irrupción de Cambiemos, que venía a poner fin a los 12 años de kirchnerismo. Lo hizo con un candidato moderado como Gustavo Bordet, que interpretaba el final de un ciclo, tras ocho años del kirchnerista Sergio Urribarri.

Al evocar 2015 y de cara a 2023, algunos sectores del peronismo se esperanzan con la posibilidad de volver a resistir la ola nacional, por una serie de razones que oportunamente explicó Página Política en la siguiente nota:

Claro que ahora el escenario es mucho más adverso que en 2015. Tras la pandemia, pierden todos los oficialismos en el mundo y ninguno carga con una inflación anual del 100%. No todos llevan, como en el caso de Entre Ríos, 20 años consecutivos en el poder. El candidato opositor en la provincia ya no es un outsider que generaba dudas, como De Angeli en 2015, sino un profesional de la política, como Frigerio si es que, como se espera, se impone en la interna de JxC y termina siendo el postulante a la gobernación.

 

La economía

La última esperanza peronista es que la economía se enderece y ofrezca una perspectiva de futuro. El aliciente pasa por la posibilidad de que el gobierno encuentre las herramientas adecuadas para bajar la inflación y generar un cambio de expectativas.

En teoría, todavía hay tiempo. Los dos planes de estabilización económica que resultaron exitosos en Argentina  -plan Austral y plan de Convertibilidad-  fueron aplicados medio año antes de un proceso electoral: en 1985 por Raúl Alfonsín y en 1991 por Carlos Menem. En ambos casos se produjo un descenso muy marcado de la inflación, que derivó en triunfos oficialistas en las elecciones de medio término. La diferencia es que en ambos casos se trataba de gobiernos nuevos, con cuatro años de gestión por delante (los mandatos presidenciales duraban entonces seis años).

En el oficialismo creen que podrían llegar con alguna posibilidad a las elecciones de octubre si logran poner freno a la continua indexación con un plan de estabilización de precios. Pero cualquier medida de este tipo requeriría, por lo menos, de un nivel cohesión inexistente hoy en un peronismo que ni siquiera se pone de acuerdo para recordar el 17 de octubre.

El freno a la inflación es la condición necesaria. Sobre esa base, ayudaría un escenario electoral de tercios que le pudiera complicar las cosas a JxC, con Milei restándole votos por derecha. Para ambas cosas es necesario votar todo junto, presidente y gobernador, en octubre: hay más tiempo para el milagro económico y se asegura que Milei, a la cabeza de la boleta sábana, pueda hacer su daño. Son dos razones para que Bordet opte por las elecciones unificadas, además de otras sobre las que Página Política informó, hace unos meses, en la siguiente nota:

Pero en JxC hay quienes afirman que la simultaneidad es el mejor negocio para el frente opositor en Entre Ríos. Se basan, justamente, en el antecedente más cercano de una elección unificada (nacional y provincial) de final de ciclo, con un gobernador sin reelección, como ahora: 2015. Los detalles, en la siguiente nota:

Por lo pronto, todo juega a favor de Juntos por el Cambio, que ve como la inflación y los problemas políticos en el FdT asfaltan su camino de regreso al poder. Lo único que tiene que hacer es mantener su unidad y encolumnarse detrás de un líder. Nada más y nada menos. Dos enormes problemas difíciles de resolver si se suspenden las PASO.

No hay esta vez un Macri que lidere con claridad al frente. Y existen importantes diferencias en la coalición sobre cómo se construye poder y cómo se lo ejerce.

La línea dura que expresan Macri y Patricia Bullrich entiende que los acuerdos con otros sectores políticos y sociales contaminan la pureza de la propuesta que tiene el PRO para cambiar la economía. El ala dialoguista de Horacio Rodríguez Larreta cree, en cambio, que esa propuesta de cambio, dolorosa, sólo es posible de llevar adelante con un volumen político que surja de un acuerdo que junte al 70% del arco político, de Cristina Fernández para la derecha. Un acuerdo que irremediablemente afectará la pureza de la propuesta, pero que la hará viable.

¿Dónde se para Frigerio en este debate? Daría la impresión que junto a Larreta. Pero el aspirante a la gobernación no quiere apresurar una definición nacional para no complicar su armado en la provincia, a pesar de que ya se mostró junto a Larreta, a la cabeza de una lista de 150 referentes del interior del país que apuntalan el proyecto presidencial del jefe del gobierno porteño.

Cambiemos, rebautizado Junto por el Cambio, tiene todas las de ganar. Pero en la Argentina de los últimos años los frentes se forman para ganar elecciones y no para gobernar. Así le fue al experimento del Frente de Todos, donde conviven proyectos políticos muy distintos.

Por eso es tan acertado el título del libro de Macri: Para qué, donde va al grano sobre lo que debería hacer Cambiemos en un segundo gobierno. Lo interesante sería saber qué opina el resto de la dirigencia de la coalición de ese programa que, en buena medida, propone un regreso a la década menemista sin gradualismo, con privatizaciones, apertura de importaciones, reformas laboral, sindical, previsional y fiscal.

Menem decía que si hubiera dicho lo que iba a hacer no lo votaban. Macri cree que la sociedad se ha derechizado y ahora garpa decir la verdad.

 

Fuente: Página Política
Notas más
leidas
© 2024 Página Política
Términos y Condiciones
Política de Privacidad