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OPINIÓN

Busti, el líder que dejó su huella

A un año del fallecimiento del ex gobernador, una remembranza a quien fue el hombre más importante de la democracia moderna.

Por Sara Liponezky (*)

 

La historia de los pueblos registra liderazgos en diferentes contextos geográficos, temporales y políticos. Marcan una época, generan pasiones y tensiones y sin el ánimo de parecer mesiánica, en la coyuntura que emerge, resultan providenciales.

En todos los casos, asociada a una racional y fundada adhesión hay una intensa afectividad. Una cualidad llamada “carisma”, que en latín se la define como charisma, en griego chárisma, interpretado como una entrega o disposición de carácter divino. Charis, por gracia, aprecio, belleza o bondad, vinculado al verbo chairein, alegrar. De acuerdo a estas acepciones, en el liderazgo político sería redundante hablar de “líder carismático”.  Esa virtud es su legitimidad más genuina.

Jorge Busti lo fue. Y confirmó esa representación cultivada y sostenida con la legitimidad formal que exige la democracia, en todos los cargos y niveles definidos por el voto popular. Una verdadera bendición que no puede exhibir nadie más en Entre Ríos. En su trayectoria fue edil e intendente de Concordia, tres veces gobernador, diputado provincial y nacional, senador y convencional constituyente nacional; y presidente de la Convención Constituyente provincial que promovió.  Según recuerdo la única función que cumplió sin ser votado fue como ministro de Gobierno en la emergencia institucional de Santiago del Estero. Quizás por esa condición se constituyó, aun fuera de los cargos, en una referencia insoslayable del peronismo y la política entrerriana, con proyección nacional. En derrotas y victorias, cada vez que nuestro Movimiento se expuso a la consideración del pueblo, Jorge estuvo. Con su palabra sensata, su capacidad de diálogo en la diferencia y el pragmatismo propio de quien tiene cabal conocimiento del escenario porque ha librado varias y difíciles batallas.

Siempre con estilo sencillo, sin exhibir vanidades, en una comunicación directa, casi coloquial.  Sin frases estridentes ni alarde retórico. Con la enorme contundencia de sus actos. Y así quedó encarnado en la memoria y el corazón de tantas y tantos compatriotas.

Su adhesión a la causa de la Jubilación para las Amas de Casa fue un estímulo poderoso para quienes habíamos concebido el sueño. Que antes de Busti era solo una utopía. Evita lo había enunciado como un derecho a conquistar. Él se hizo cargo, nos acompañó y lo concretó, a pesar de algunas resistencias. Fue la semilla de un afecto perdurable, no solo en las jubiladas sino en sus familias. Que vieron disfrutar a madres, compañeras y hermanas por primera vez en sus vidas de un reconocimiento social justo, una dignificación del trabajo en el hogar. Con perspectiva histórica y un régimen nacional que hoy las incluye, se dimensiona su enorme significación hace 34 años.

Cuando hace un año lloramos su partida, confirmando en el testimonio popular la grandeza de su quehacer y su persona, sabíamos que quedaban huellas. En la comunidad toda. Obras, anécdotas, fotos y el potente registro de la memoria colectiva. Un privilegio que solo ocupan quienes se instalan para siempre en la confianza de su pueblo.

 

(*) Directora del Museo Provincial Hogar Escuela Eva Perón)

Fuente: Página Política
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