La agenda política pasó a ser casi un monopolio de Juntos por el Cambio. Se podrá decir que la responsabilidad de gobernar implica dejar en un segundo plano lo partidario (si es que existe). Lo cierto es que en el peronismo no se lo ve así y crece la preocupación.

Las respuestas de los jefes territoriales a los que consultó Página Política sobre el 2023 se parecen a una respuesta automática disparada por un contestador automático. Esperan que resuelva, o defina, Gustavo Bordet. Esa perspectiva tiene implícitamente lo que se sospecha: la interna es una ficción en el partido que gobierna. Con la Ley Castrillón vigente sólo queda esperar lo que el jefe decida.

En la última reunión de la Liga de Intendentes del PJ, en El Pingo, se escucharon algunas voces subidas de tono poco habituales para lo que suelen ser esos encuentros. Reclamos por la falta de bajada de línea de Bordet y la ausencia de referentes en el territorio.

En las últimas semanas se dio la disputa de poder más compleja que registre la provincia en la última década. Fue con el proceso que terminó con la destitución de la procuradora adjunta Cecilia Goyeneche. No se sabe a ciencia cierta si en el oficialismo se tomó dimensión de lo que estaba aconteciendo en tormo al Jurado de Enjuiciamiento.

El órgano constitucional que juzgó a la segunda del Ministerio Público Fiscal  tiene una integración mayoritariamente con representación judicial, pero hasta en los tribunales coinciden que el proceso es político. Por eso se politizó y, quien lo hizo, fue la oposición.

Goyeneche tuvo a su favor una estructura que le permitió presentar su libreto casi en cadena nacional con la ayuda de un publicista. Contrató abogados de renombre vinculados a los mejores buffets y empresas de Capital Federal para apelar ante la Corte. Mientras, en Entre Ríos, los portales se llenaron de comunicados de la oposición.

Se publicó hasta el cansancio el recorrido de quienes votaron en contra de la doctora. Relaciones políticas y personales. En el peronismo no se le ocurrió a ninguno dejar trascender que a los curriculums que circulaban les faltaban algunos datos. Por ejemplo que la abogada Verónica Mulone, mimada por la barra de Goyeneche, fue asesora por varios períodos de José Allende en la Cámara de Diputados. Tampoco contuvo a Gustavo Zavallo. El diputado provincial no tenía otro mandato que votar políticamente, porque en el plano jurídico lo que hizo fue un papelón: reconoció que la procuradora adjunta cometió una irregularidad, pero que con sólo sancionarla alcanzaba. La Constitución provincial solo prevé la destitución o no del acusado.

El lamento por la ausencia de Jorge Busti se sintió mucho más por estos días que durante las horas de las exequias, el 20 de diciembre pasado. El ex gobernador hubiese ordenado el sainete.

Una vez finalizado el proceso, luego de semanas de vapuleo a buena parte del Poder Judicial y el partido de gobierno, Bordet habló y justificó el silencio autoimpuesto. Fue –según dijo – precisamente para no politizar un procedimiento netamente político. Lo hizo con declaraciones a la salida de una actividad y luego en Radio Con Vos, donde el conductor Ernesto Tenembaum impuso lo que él piensa sin escuchar demasiado al entrevistado.

Dijo el periodista de Paraná, José Trovatto, a la revista Cicatriz al momento de abordar los medios y la comunicación: “La duda que tengo es qué impacto puede tener una publicidad de 10 o 15 segundos en una radio que expresa exactamente lo contrario de lo que representa tu gobierno y donde la audiencia, generalmente, se predispone a escuchar un determinado mensaje”. Hablaba, entre otras cosas, de la distribución de la pauta publicitaria y los criterios que se pueden corregir sin mediar una ley. Afirmó, hace muchos años ya, el prsidente de Brasil Fernando Henrique Cardoso: “Gobernar es explicar”.

El caso Goyeneche no sólo determinó el destino de una funcionaria, sino que empuja a una reformulación del organismo que tiene en Entre Ríos el monopolio de la persecución penal, hoy en una guerra sin cuarteles con la Sala Penal del Superior tribunal de Justicia (STJ). La crisis del Poder Judicial inexorablemente repercute en la política.

Mientras la agenda política se deglute al Frente de Todos en la interna entre el sector del Presidente y la Vicepresidenta y una inflación agobiante, los intendentes entrerrianos se jactan de tener planes de obras en marcha nunca visto. Lo repiten, incluso, jefes comunales de la oposición.

Un peronista, jefe de su territorio, lamenta cada vez que Rogelio Frigerio va a su ciudad, se sienta en un bar, pide un café y habla con los vecinos. “Quiero mi candidato o candidata para sacarlo a tomar café”, reclama.

Una encuesta que manejan en Juntos por el Cambio lo tiene a Bordet con buena imagen. La misma buena imagen que preserva desde el inicio de su gestión. Con esos números positivos, inamovibles, el oficialismo perdió las elecciones legislativas de 2017. En 2019, cuando el Gobernador fue el candidato, ganó. En 2021, siempre con buena imagen, el Frente de Todos perdió. En 2023 no será candidato.

La preocupación en el peronismo no solo radica en la falta de una fórmula, sino en la falta de nombres para las principales ciudades.

En el encuentro de la Liga, Bordet dijo no estar seguro si las elecciones se desdoblarán. Con el fenómeno de Javier Milei, en el oficialismo se entusiasman con un repunte del gobierno nacional y que el libertario le saque un pedazo de electorado a Juntos por el Cambio en una provincia donde no hay ballotage. Antes de que surja este fenómeno, en el peronismo se ilusionaban con que Frigerio no iba a jugar, por lo tanto la oposición iba a carecer de un candidato que sea atractivo.

Mientras la gestión la saludan propios y extraños, la política sólo la hacen en la oposición. En el oficialismo, hasta ahora, esperan que un fenómeno les facilite las cosas.

Fuente: Página Política