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En Cambiemos ya proyectan un futuro sin Frigerio

La dirigencia provincial lo ve cada vez más lejos de Entre Ríos. Radicales y macristas presumen que no dejará pasar la posibilidad que se le abre de jugar en la ciudad de Buenos Aires, como sucesor de Larreta.
Pablo Bizai
Por: Pablo Bizai
pablobizai@gmail.com

Aunque devaluado por no disponer ya de los recursos del poderoso Ministerio del Interior, Rogelio Frigerio sigue siendo para muchos –no sólo macristas- la principal figura de Cambiemos de Entre Ríos.

El mes de febrero marcó un hito en el deterioro de su conducción política, cuando buena parte de la dirigencia radical de Entre Ríos vació lo que iba a ser el primer plenario político que encabezaría en suelo entrerriano, en esta nueva etapa de Cambiemos fuera del gobierno nacional.

La reunión que para el mismo día –a, prácticamente, la misma hora, en Paraná- había convocado el gobernador Gustavo Bordet a los intendentes de Cambiemos funcionó como una débil excusa. Es que, de haber sido ese el motivo único de la suspensión, el encuentro al que se había convocado en Gualeguay se podría haber reprogramado, algo que hasta ahora, dos semanas después, no sucedió.

Quedó claro que la reunión de Gualeguay no se suspendió. Se cayó. Y se cayó por decisión de la dirigencia radical entrerriana que desde el origen mismo de Cambiemos viene quejándose porque a partir de 2015 Frigerio “quiso llevarse puesto el radicalismo”. Y en buena medida lo consiguió con la anuencia de una dirigencia que, después de Sergio Montiel, ha carecido de liderazgos fuertes que la cohesionen.

Montado sobre las mezquindades de la interna radical, Frigerio dominó en el último lustro a la UCR entrerriana. La dejó por primera vez en su historia sin candidato a gobernador (en 2015); le armó las listas para cada elección; tachó decisiones del congreso radical; y hasta le negó el pegado de boleta en una interna al mismísimo presidente del Comité Provincial.

Pero los radicales, o varios de ellos, también usaron a Frigerio, en tanto delegado del Presidente de la Nación en Entre Ríos. Hasta los dirigentes más puramente socialdemócratas, progresistas o tirados a la izquierda del radicalismo se fumaron, en silencio, la alianza con el partido más importante que dio la derecha argentina contemporánea. La ideología podía esperar.

Ahora que Frigerio ya no controla la caja nacional, los radicales entrerrianos se le animan. La relación, dicho con más elegancia, se ha tornado más horizontal. Muchos radicales han recuperado su memoria ideológica.

Con Larreta

Aun así, el futuro de la sociedad entre radicales y macristas de Entre Ríos se verá en buena medida influido por el camino que tome Frigerio. Aun sin tanto poder, es el dirigente más formado y con mayor experiencia y prestigio de la coalición.

No será lo mismo para el futuro de Cambiemos de Entre Ríos que Frigerio se decida a jugar en la provincia (una diputación nacional en las elecciones de 2021 como posible escalón para una candidatura a gobernador en 2023), o que se quede en Buenos Aires, donde su nombre ha sonado como un posible recambio para la ciudad. Esta alternativa es la que en los últimos días más ha ganado espacio en la especulación de la dirigencia entrerriana.

Los que lo conocen afirman que no lo va a decir, que no va a descartar ninguna variante para el futuro. Pero creen que terminará jugando en Buenos Aires, donde tiene posibilidades de convertirse en el sucesor de Horacio Larreta. La ciudad de Buenos Aires es, que duda cabe, mucho más que la provincia de Entre Ríos, como plataforma para proyectarse a la presidencia de la Nación.

Frigerio logró ubicar gente de su confianza en el ministerio de Gobierno de Larreta. Mauricio Colello, uno de los secretarios de Frigerio en Interior, fue como subsecretario de Gobierno; y quien estaba al frente de asuntos municipales del Ministerio, Lucas Delfino (ex candidato a intendente en Hurlingham) es desde fin de año subsecretario de Cooperación Urbana Federal.

A Larreta le sirve la experiencia que acumularon en los últimos cuatro años –particularmente sus vínculos con los 2.200 municipios del país- para la construcción de su proyecto presidencial.

Con Entre Ríos

Frigerio no cierra ninguna puerta. Dar alguna señal sobre un futuro político en Buenos Aires le haría perder peso en Entre Ríos. Pero mantener expectativas sobre una candidatura a gobernador puede limitar el desarrollo de nuevas figuras de Cambiemos en la provincia.

Frigerio no ha dicho qué hará, pero alienta a figuras de recambio para que empiecen el camino a 2023.
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El intendente de Chajarí, Pedro Galimberti es el primero en la línea de largada. Reelecto con el porcentaje más alto de la provincia, el dirigente radical ya expresó en 2019 su vocación de gobernar la provincia y dio algunos pasos experimentales en ese sentido. Internamente, se enrola en el grupo que lidera Fabián Rogel. Un dato central para muchos dentro de Cambiemos.

Galimberti estuvo en los planes de Frigerio, a principios de 2018, en una proyectada fórmula con el presidente del PRO, Gustavo Hein. La idea del entonces ministro era promover con tiempo una figura que renovara la oferta de Cambiemos en la provincia. Entendía que era la marca Cambiemos la que ganaba elecciones (como había ocurrido medio año atras, en octubre de 2017) y sólo había que construir un candidato. A los pocos meses, empezó la crisis y, para principios de 2019, la marca Cambiemos ya restaba votos. En abril, Bordet se impuso en las Paso con el 58% de los votos y 25 puntos de diferencia sobre el candidato de Cambiemos, Atilio Benedetti.
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Otro intendente radical que recibió la venia de Frigerio para jugar es Darío Schneider. También con una buena gestión para exhibir, cultiva un perfil distinto, más alejado de la política tradicional y, por eso mismo, con más entendimiento con alguna dirigencia de PRO. Dicen que en esta etapa ya ha superado sus dudas para salir del pago chico y proyectarse provincialmente.

Los dos intendentes, con buena imagen personal y gestiones para exhibir son, por estos días, las figuras de recambio más sólidas. Pero en el mundo Macri siguen vivos representantes de la derecha más obstinada, como Luis Miguel Etchevehere.
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El ex ministro de Agroindustria, radical de cuna, se afilió hace poco al PRO porque quiere seguir jugando en política como parte del ala dura de Cambiemos; el ala puramente macrista, con exponentes como Patricia Bullrich, que le hablan al antikirchnerismo más primitivo de Cambiemos.

Dentro del PRO de Entre Ríos hay dirigentes de la primera línea que no pueden entender cómo Macri todavía sigue insistiendo con un candidato tan antipopular en la provincia, sobre todo en las ciudades más grandes. Todas las mediciones que se han hecho en Paraná, donde radica su familia, han revelado una irremontable imagen negativa del ex presidente de la Sociedad Rural.

Pero Macri sueña con la posibilidad de que su amigo entrerriano juegue en el distrito que supo recuperar como candidato a la reelección en octubre, luego de que Cambiemos perdiera por goleada en junio. La clave de esa recuperación en esos cuatro meses no fue la economía, sino la resistencia de una importante porción del electorado entrerriano al regreso del kirchnerismo al poder. El mismo electorado que le dio a Bordet el triunfo histórico del 57% en junio.

Estación intermedia

Una estación obligada en el camino a 2023 es la elección legislativa de 2021. Habrá que ver cómo se termina configurando Cambiemos para esa fecha. En el medio está la renovación de autoridades partidarias en la UCR, en octubre de 2020, que podría dar vuelta una página que lleva escribiéndose hace una década con los mismos protagonistas centrales.

Para 2021 se puede presumir una mayor participación en la pelea interna de Cambiemos, sin acuerdos de cúpula que la limiten. Ya no habrá un delegado del gobierno nacional dando órdenes. Tampoco un pegado de boletas que negar, porque sólo se eligen diputados nacionales, en una sola papeleta.






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