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En Cambiemos ya se habla de un riesgo de fractura para 2021

Es por el desembarco electoral de Frigerio en Entre Ríos. Sin un candidato competitivo que le haga frente y con un escenario de dispersión que los debilita, algunos radicales preferirían romper, antes que permitirle al PRO legitimar en las urnas su dominio político en Cambiemos.
Pablo Bizai
Por: Pablo Bizai
pablobizai@gmail.com

Desde su nacimiento en marzo de 2015, Cambiemos de Entre Ríos ha sido una sociedad entre un partido grande, con historia y territorio, pero sin candidato (la UCR) y una fuerza nueva, chica, sin territorio, pero con candidato (el PRO). El partido chico mandó sobre el grande porque tuvo el candidato a presidente más competitivo y, una vez en el poder, manejó la birome.

De cara a 2023, la historia amenaza con repetirse con la postulación a la gobernación del líder territorial del PRO, Rogelio Frigerio, un candidato con un perfil que no se encuentra en la UCR entrerriana.

Además de su alto nivel de conocimiento público, Frigerio expresa para el electorado provincial una renovación, en comparación con el candidato radical más instalado, Atilio Benedetti, que viene encabezando las propuestas electorales de la UCR desde 2009 y suma dos derrotas como postulante a gobernador.

La UCR tiene al menos dos aspirantes nuevos a la gobernación: los intendentes Pedro Galimberti (Chajarí) y Darío Schneider (Crespo). Pero ambos están muy lejos del nivel de conocimiento provincial de Frigerio y Benedetti.

Algunos valoran también que el ex ministro del Interior quedó, fruto de su gestión, con buena imagen en una provincia a la que volcó importantes aportes, muchas veces con gobernantes peronistas como principales beneficiarios directos.

Pero, por si esto fuera poco, cuenta con un plus: “es un tipo que sabe cómo manejar el poder, como controlar a la UCR y quedarse con todo el paquete”, según define, con maestría, un experimentado dirigente radical.

Una parte esencial de ese “paquete” es la estructura radical, sin la que Mauricio Macri no hubiera podido llegar al poder en 2015. Los radicales, a su vez, hicieron su negocio: con Cambiemos recuperaron poder en intendencias y espacios legislativos provinciales y locales.

Pero ahora, la vista preocupada de algunos radicales que miran a 2023 atisba una escena en la que un Frigerio candidato único los deja con poco y nada en el reparto del poder. Ya pasó en 2015, cuando dejó sin candidato a gobernador a la UCR por primera vez en su historia, al negarles el pegado de boleta con Macri. Aquella operación resultó exitosa gracias a la colaboración de los postulantes a intendentes de la UCR que corrieron presurosos a abrazarse con Alfredo De Angeli, el candidato a gobernador de PRO. El primero en esa carrera fue Sergio Varisco, que ese año volvería a la intendencia de Paraná.

La mecánica es siempre la misma. El partido chico domina al grande porque sabe cómo manejar su interna. Y la interna del partido grande es tan, pero tan grande, que facilita esa tarea.

El problema, claramente, lo tiene la UCR. Un partido centenario que fue alternancia en Entre Ríos mientras tuvo un caudillo. Muerto Sergio Montiel, no fue posible construir ningún proyecto de poder real desde la sede de calle San Martín 543 de Paraná.

 

Dispersión

Si se suspenden las PASO del año que viene, Cambiemos deberá resolver un mecanismo de selección de candidatos. Se habla de una interna abierta con padrón de afiliados e independientes.

Pero el problema  supera al sistema electoral que se use. En cualquier caso, será muy difícil que la UCR se unifique, como se espera que ocurra en el PRO con Frigerio. Salvo que juegue Luis Miguel Etchevehere, impulsado por Macri en su pelea con Frigerio. Pero muchos creen que eso no va a pasar; que el ex ministro de Agroindustria es consciente de sus limitaciones y no se presentaría a una interna para perder y dividir el voto del PRO.

La política de alianzas para las elecciones de octubre de 2021 debe ser resuelta por los congresos de cada partido. Eso no va a ocurrir en la UCR hasta después de la interna para la elección de autoridades partidarias, que fue aplazada por la pandemia para el 18 de abril.

El control de ese congreso radical (el ámbito de discusión política más horizontal que existe en la política entrerriana) es una gran incógnita. De allí puede surgir la fractura de Cambiemos para las elecciones de 2021, si es que se imponen los sectores que en todos estos años de alianza han perdido en los acuerdos con el PRO.

Algunos dirigentes pronostican que ante un escenario de dispersión de la oferta electoral distribuida en muchas listas y sin un candidato fuerte para competir con Frigerio, la UCR se encaminaría a una derrota en la interna. Frigerio podría legitimar en las urnas su dominio sobre la UCR, que hasta ahora lo venía ejerciendo de hecho, sin medirse en una elección y armando y desarmando listas “oficiales” en base al poder que le daba ocupar el principal escritorio del Ministerio del Interior de la Nación.

Antes que eso, varios radicales preferirían romper.

Si eso ocurre, si la oposición se divide en la provincia (y el Frente de Todos se mantiene unido), se esfumarían las chances de una victoria en la elección de medio término que permita a Cambiemos retener las tres bancas por Entre Ríos que pone en juego: en diciembre de 2021 se van Atilio Benedetti (UCR), Alicia Fregonese (PRO) y Jorge Lacoste (UCR).

Si rompe con Cambiemos, la UCR correría el riesgo de quedar tercera en las elecciones, detrás de Frigerio y la alianza que pudiera armar, posiblemente con una buena cuota de peronismo. Se podría reeditar de alguna manera lo de 2013, cuando Benedetti perdió el senador nacional por la minoría a manos de De Angeli, impulsado por Frigerio en alianza con Jorge Busti y Luis Leissa.

 

Fuente: Página Política
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