Un radical hizo saber, cuando Página Política difundió el comunicado del Comité Provincial de la UCR, que no era pertinente sentar posición sobre las medidas anunciadas por el presidente Javier Milei.
El texto del órgano partidario se había limitado a plantear la inconsistencia institucional, procedimental, o directamente el atropello, que significa impulsar una reforma de esas características en la estructura del Estado y la economía a través de un DNU, es decir esquivando el Congreso.
El programa político, económico y social que plantea el Presidente tiene como autores intelectuales a dos figuras inseparables a las del ex presidente Mauricio Macri: Luis Caputo y Federico Sturzenegger. Los principales economistas de la experiencia 2015 – 2019, que delegó a un segundo plano al radicalismo.
Además de las formas para llevar adelante la batería de reformas, hoy en el centro de la polémica, están las ideas. Lo que verdaderamente plantea el gobierno de La Libertad Avanza y el PRO es una desregulación de todos los sectores de la economía, privatizar empresas y entregar recursos que el mundo envidia.
La joya idealista que atesora el centenario partido en su historia posdictatorial fue haberse opuesto al modelo neoliberal de Carlos Menem, el último presidente reformista que tuvo el país. ¿Cómo evaluarán hoy los radicales las presidencias del riojano? ¿Pensarán lo mismo que hace 20 años o creerán que la de los Kirchner fueron peores? La única hoja de ruta que asoma para revelar esos interrogantes es que el 16 de noviembre pasado una mayoría correligionaria votó por Milei, con todo lo que había dicho y ahora se propone a cumplir.
El radicalismo entrerriano cuando estuvo en el gobierno durante las gobernaciones de su último líder Sergio Montiel expresó una marcada identidad en torno al Estado. En ninguna de sus gestiones se entregó el erario público. Todo lo contrario. En la segunda llegó a impulsar un laboratorio de medicamentos genéricos, iniciativa que el peronismo retomó y la llevó adelante en Concepción del Uruguay a través de inversiones del Instituto del Seguro. Montiel, incluso, se imaginó una empresa de telecomunicaciones estatal cuando aún no existía Internet. Cuando el país comenzaba a pagar con crisis el bochorno de la era neoliberal, fundó la Uader.
En su discurso de asunción en 1999, Montiel lamentó la herencia recibida de aquellos años de entrega de lo público. “No hay instituciones bancarias en la provincia”, “se malvendió el banco Bersa, dejándonos sin un elemento de conducción del sistema financiero”, dijo. Homenaje a Sergio Alberto Montiel. Vida y obra, es un texto ineludible para entender lo que es y lo que pudo ser la provincia. A partir de la página 169 se narra “la puja por el agente financiero de Entre Ríos”. Por este servicio, en manos privadas a partir de 1995, la provincia pagaba un canon de 800.000 dólares mensuales y el banco le cobraba 9.600.000 dólares anuales por la utilización y disposición de un dinero que era del Tesoro Provincial. Montiel licitó el servicio y ganó el Banco Nación, el único que había quedado en pie tras la ola privatizadora, pero el Banco Central manejado por gente del entonces ministro Domingo Cavallo hizo dictar una ley que prohibía la apertura de sucursales para que compitiera con el sector privado. (*)
Hace unos días un funcionario del actual gobierno provincial lamentaba que el sistema de Billetera Entre Ríos, que lleva adelante el Bersa, no se haya desarrollado con la estructura de Sidecreer, otra de las herramientas financieras del caudillo radical.
La UCR cuestionó las privatizaciones de Mario Moine (el gobierno que más entregó capital público en los últimos 40 años, entre otras cosas el 15 por ciento de coparticipación en el Pacto Fiscal de 1992). Más acá, el radicalismo se opuso a la entrega del servicio de agente financiero del Bersa en la tercera gestión de Jorge Busti. Lo mismo cuando Sergio Urribarri hizo votar la Ley 10.092, que habilitaba la creación de “Arroz del Delta Entrerriano S.A.”, lo que implicaba una especie de privatización y entrega a particulares de tierras fiscales a una sociedad anónima. Los radicales exigieron, y así sucedió con apoyo de actores de la sociedad civil y ambientalistas, derogar la norma.
Ahora al radicalismo le toca gobernar con un líder que no proviene de sus filas. Rogelio Frigerio se presenta como desarrollista, la corriente que fundó Arturo Frondizi, citado hace unas horas por Milei para justificar la posible privatización del petróleo. Esos contratos fueron disueltos tiempo después por el presidente radical Arturo Illia.
El Gobernador fue viceministro de Economía de Menem. En su primera conferencia de prensa, el 12 de diciembre pasado, Página Política lo consultó si estaba en su hoja de ruta las políticas privatizadoras de Milei, con quien coincide en el diagnóstico y ahora en el contenido del DNU. Dijo Frigerio: “No tengo una restricción ideológica para analizar los temas. Creo que en la función pública hay que analizarlos despojado de ideologías y conceptos. No tengo previsto en agenda ninguna privatización”.
Fabián Rogel publicó hace unos meses Crónicas de los 40 años de continuidad democrática en el que recorre la vida política nacional desde el ‘83. Desarrolla un duro balance con lo que fue el menemismo, proceso al que califica de “neoconservador y liberal” cuyo modelo privatizador “contó con el respaldo de una feroz campaña de comunicadores cipayos que fueron preparando el terreno para que el pueblo diera por sentado que era mejor deshacerse del patrimonio público con una propaganda que machacaba que con la enajenación de las empresas públicas disminuiría el déficit fiscal”.
También se encargó de cuestionar al kirchnerismo y al rol de la oposición a éste. A los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner les achacó que teniendo importantes mayorías parlamentarias no hayan podido dictar una nueva ley de entidades financieras que derogue la actual, de la época de Alfredo Martínez de Hoz. “No se puede ser progresista, hacer una distribución del ingreso, y que los que más ganen en tu gobierno sean los bancos”, sentenció el presidente del bloque de Juntos por Entre Ríos en la Cámara de Diputados. Sobre el segundo punto, Rogel sostiene que “el rol opositor de muchos dirigentes radicales fue de una oposición poco creativa, hasta diría en algunos casos reaccionaria, que en vez de fijarnos en el fin de las cosas, nos perdíamos en discusiones secundarias por las formas”. Y recuerda: “Siendo diputado nacional se puso a consideración el voto de la juventud a partir de los 16 años, y tuve que hacer ingentes esfuerzos para convencer al bloque radical de que debíamos votar a favor de esa iniciativa y que los jóvenes pudieran sufragar a partir de esa edad puesto que, como había ocurrido en el caso YPF, muchos intentaron votar en contra con el solo argumento de que iban a utilizar esos votos para perpetuarse en el poder, dando por hecho que los jóvenes sí o sí votarían por el kirchnerismo”. (*)
Las desregulaciones de sectores económicos; el apartamiento del Estado en las relaciones sociales y comerciales como garante de derechos; y la convocatoria a privatizar empresas públicas supieron tener al peronismo de un lado y al radicalismo de otro. El menú vuelve a ofrecerse. Y la política a reconfigurarse.
(*) Homenaje a Sergio Alberto Montiel. Vida y obra, es un trabajo de recopilación que llevó adelante la comisión de homenaje al ex gobernador. Lo editó el Rectorado del Comité Provincial de la UCR y se publicó en 2016.
(*) Crónicas de los 40 años de continuidad democrática es un texto de Fabián Rogel que se publicó (…) y que se anexa al trabajo Unión Cívica Radical de Entre Ríos. Origen, fundación y evaluación hasta 1914, del historiador Celomar José Argachá.
Fuente: Página Política
