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¿Le conviene a Bordet la unidad del peronismo?

En contra de lo que pregonan muchos en el orden nacional, en Entre Ríos no está tan claro que la unidad del peronismo termine fortaleciendo las chances de reelección de Bordet. Los argumentos en contrario.
Pablo Bizai
Por: Pablo Bizai
pablobizai@gmail.com

¿Qué le suma más a Gustavo Bordet para las elecciones del año que viene? ¿Un peronismo unido en su diversidad, o repetir la fórmula de 2007, 2011 y 2015, cuando hubo dos opciones peronistas para la gobernación?

En el discurso inaugural de la campaña para su reelección, que dio el miércoles pasado en Paraná, el Gobernador dejó algunas pistas.


Dijo que no quería la unidad de los “amontonamientos”. Que prefería, en cambio, el “consenso”. Y si ese consenso no se alcanzaba, simple: habrá que ir a internas. Eso sí, el que pierde debe acompañar.

Dicho de otro modo, Bordet puso el acento en que esta máxima (el que gana conduce, el que pierde acompaña) no se ha venido cumpliendo en el peronismo de Entre Ríos. La prueba está en la experiencia más reciente, las legislativas de 2017, cuando el grueso de los votos kirchneristas que perdieron la interna de agosto, no fueron en la elección general de octubre a la lista que encabezó Juan José Bahillo.

En el peronismo entrerriano, el que perdió ya demostró que no acompaña. Y ahora promete acompañar si dan representación a minorías. Esto es, si se fija un piso bajo de votos en la interna que le permita colar candidatos propios en la lista ganadora.


Con nombre y apellido: distintas vertientes del kirchnerismo quieren que aquel 15% de piso para minorías que se quitó de la reforma electoral por un acuerdo con Cambiemos, sea incorporado a la carta orgánica del PJ. Sería una garantía para que ese sea el criterio que adopte el frente electoral que inscriba Bordet. Entonces sí, el kirchnerismo acompañaría ¿Acompañaría?

El miércoles, Bordet no dijo una sola palabra sobre la representación de minorías.

La división que suma

Un par de meses atrás, Página Política publicó una teoría que manejaban algunos dirigentes de Cambiemos. No querían un peronismo dividido, preferían enfrentar a una sola opción electoral peronista, con todas sus vertientes en la lista. Con Urribarri en la lista:

Parece ser que ahora esa teoría es bien vista también por algunos sectores del peronismo. Sobre todo luego de que se la pudo verificar en algunas mediciones.

No estaría aplicando la matemática: la división suma. Bordet separado de Urribarri suma.

Una boleta encabezada por Bordet, con una lista de candidatos a diputados en la que aparezcan apellidos como los de Urribarri o Báez – que ya tienen fecha para su primer juicio oral y público- le aportaría a Cambiemos un argumento de campaña fuerte, como el que por estos días ensayan en el orden nacional: un voto en contra de las “mafias”. Le estarían regalando un argumento que radicales y macristas necesitan como el agua para contrarrestar tantas malas noticias en la economía.

Por el contrario, si Urribarri va por afuera del PJ con Unidad Ciudadana o el sello K que fuere, Bordet podría presentarse como una renovación dentro del peronismo o, si se prefiere, como el “cambio”. Y cada voto que sume de este modo en el electorado independiente valdrá doble, porque se lo sacará a Cambiemos.

Una división electoral del peronismo supone para Bordet perder los votos que irían por Unidad Ciudadana. Pero en el oficialismo pueden presumir que también los perdería si los kirchneristas jugarían la interna, como ya pasó en 2017.

¿Cambiaría algo si ponen un piso del 15% para alcanzar minoría? Puede que no mucho. Los sectores más radicalizados del kirchnerismo –que son los que darían la interna- jamás votarían por Bordet, a quien consideran un aliado de Macri. Cortarían la boleta y meterían en el sobre sólo la lista de diputados en la que consiguieron colar los suyos.
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Si Bordet puede sacarle votos a Cambiemos entre el electorado independiente al separarse del urribarrismo y de otros sectores del kirchnerismo; y si sabe que los kirchneristas más duros no lo votarán para gobernador aunque los lleve en la boleta ¿para qué resignar lugares en la lista de diputados que le pueden servir para un mejor armado electoral, con otros acuerdos dentro o eventualmente fuera del peronismo?

En definitiva ¿para qué garantizar con, supongamos 4 o 5 bancas opositoras internas que ingresen por minoría, la continuidad de la resistencia que se viene registrando en la bancada del PJ de la Cámara de Diputados?

Siempre en la hipótesis de una reelección de Bordet, si Unidad Ciudadana se presenta como una alternativa y mete diputados, ocupará bancas entre los espacios de la oposición y no entre los 18 que lleva el partido que gana. La cláusula de gobernabilidad sería efectiva.
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En esta última hipótesis, el peronismo podría repetir la historia de 2007 y 2011, cuando los diputados electos en listas opositoras se terminaron sumando al oficialismo y aportando una mayoría especial al entonces gobernador Urribarri.

Como los kirchneristas ahora, también los opositores de 2007 (Lista 100, fórmula Solanas-Cresto) y de 2011 (el partido de Jorge Busti) afirmaban que las diferencias con el peronismo oficial eran insalvables.

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