
Estar a favor de la eliminación de las PASO o de su suspensión representa para Rogelio Frigerio una contradicción. Es que el Gobernador viene de impulsar una reforma política en la provincia en la que mantiene las elecciones primarias simultáneas como instrumento obligatorio para la selección de candidatos en Entre Ríos.
Está claro que, a la luz de los intereses políticos, lo que se considera bueno para el sistema electoral provincial podría representar todo lo contrario en el orden nacional. El pragmatismo manda.
Por estos días, cuesta encontrar una opinión madura en Casa de Gobierno respecto a si conviene o no mantener las PASO para el armado electoral de este año. Daría la impresión de que la propia conducción política del gobierno provincial no lo tiene del todo claro y lo sigue evaluando.
Desde su implementación en 2009, las PASO fueron menos usadas por los partidos en el ejercicio del poder. Es lógico, cualquier gobernador o intendente prefiere no arriesgarse a abrir el juego a la competencia interna y a tener que compartir la lapicera para el armado de las listas. Eso, en el mejor de los casos. También puede ocurrir que problemas en la gestión lo lleven a una derrota en la interna.
En cambio, las PASO han sido siempre más útiles a la oposición. Las primarias organizadas y financiadas por el Estado han permitido muchas veces ordenar la interna a través del voto. Le sirvió a Cambiemos para potenciar la postulación a presidente de Mauricio Macri y a Frigerio para poner en su lugar al desafiante radical, Pedro Galimberti, en las internas de Juntos por Entre Ríos de 2021 y de 2023. Y, además, la representación de minorías le permitió contener con espacios en las listas a los adversarios internos derrotados.
Las PASO fueron una buena herramienta en la construcción de poder de Frigerio en Entre Ríos. Tal vez eso explique por qué las mantuvo en el nuevo Código Electoral sancionado el pasado 27 de diciembre, a pesar de que ahora Frigerio está en el poder.
Siendo gobernador y con posibilidad de reelegir, es muy difícil que alguien le dispute la candidatura en 2027. Pero, seguramente, en dos años habrá competencia dentro de Juntos por Entre Ríos para el resto de los cargos, en particular en las disputas para intendencias y senadores dentro de cada departamento.
Las PASO le evitarían a Frigerio tener que decidir quién entra y quién no en la lista única que encabece. Le ordenarían la interna, sin pagar el costo de excluir a nadie. De hecho, eso fue exactamente lo que hizo en la interna de 2023 cuando, por ejemplo, se sacó fotos con todos los precandidatos a la intendencia de Paraná.
En cualquier caso, a la hora de redactar el proyecto de reforma política se valoró que esté la herramienta a disposición. Siempre quedará la posibilidad de no utilizar las PASO. Pero en el heterogéneo universo de Juntos por Entre Ríos es muy difícil que se alcancen consensos en todas las candidaturas, más allá de la de gobernador y su lista de diputados. Particularmente cuando la idea de Frigerio ha sido siempre ampliar lo más posible el frente electoral provincial.
La lapicera
A diferencia de Frigerio, Milei se para frente a las PASO desde una posición, si se quiere, tradicional: está en el poder y no pretende compartirlo.
En la decisión de eliminar las PASO, el argumento para juntar votos en la tribuna pasa por el ahorro y por no molestar tanto a los votantes. Pero, políticamente, la supresión de las primarias le daría a Milei más poder para armar a su antojo la oferta electoral oficialista. El Presidente prefiere converger electoralmente con el PRO en una lista única y no dar margen a que el partido de Macri pueda capitalizar en las urnas el ruido que el gobierno libertario hace a los oídos republicanos que, aunque por estos días no se noten y parezcan haberse extinguido, siguen existiendo. Sin PASO, el PRO no tendría más remedio que negociar una lista común con Milei, el dueño de la lapicera.
No está claro si Frigerio va o no a fijar una posición frente a la posible suspensión de las PASO para las elecciones de este año. Es probable que este tema se inscriba en la larga lista de negociaciones con la Nación. Podría el Gobernador subirse al demagógico argumento del ahorro, confiado tal vez en que pocos se darán cuenta de la contradicción de haber mantenido ese gasto en la provincia. Pero, de nuevo, en política la plasticidad es una condición básica de subsistencia. Lo que puede ser bueno para un orden y un tiempo, puede no serlo para otro orden y otro tiempo.
De un lado y del otro, hace más de medio año que se viene dando como un hecho la alianza electoral de Juntos por Entre Ríos y La Libertad Avanza. Por aquello de los riesgos que acarrearía reproducir un escenario electoral de tercios como el de 2023, cuando Frigerio se impuso frente al peronismo por sólo dos puntos porcentuales. En cambio, una polarización con un peronismo desarticulado y sin liderazgos dominantes daría en principios más garantías –a Frigerio y a Milei- de superar con éxito en Entre Ríos el plebiscito sobre sus gestiones.
¿Qué es mejor?
¿Cómo impacta en ese acuerdo de Juntos por Entre Ríos con LLA que haya o no PASO? Es la gran pregunta que aún no se termina de responder el oficialismo provincial. En principio, se reconoce que las PASO serían útiles para avanzar en un acuerdo políticamente más amplio que el de otras elecciones.
Sin PASO, la negociación con LLA se tensa, porque hay menos lugares para contener. Todos tendrían que entrar en una lista única de ocho candidatos: tres senadores y cinco diputados, que en un escenario de polarización se reducen a cinco. El que gane la elección puede llevar, como máximo, dos senadores y tres diputados.
¿De qué color político serían esos cinco candidatos? ¿Cuántos de Frigerio y cuántos de Milei? ¿Quién encabeza las listas? ¿Habrá lugar para algún radical?
En cambio, la herramienta de las PASO permitiría un acuerdo más amplio. Si van dos listas a la interna, los cargos expectantes en las listas para las primarias se duplican. Y luego, la representación de minorías permitiría que se integren para las generales.
Sin PASO, en suma, la negociación para un acuerdo electoral entre Frigerio y Milei se complejiza. Sin desarrollo territorial en la provincia, los libertarios podrían obtener más espacio, derivado de la lapicera de Milei. Y las posibilidades de contención del amplio abanico ideológico de Juntos por Entre Ríos se reducirían a su mínima expresión. ¿Riesgos de fractura?
Por el contrario, algunos creen que, sin PASO, la UCR podría tener más peso a la hora de las negociaciones, porque -a priori- es la estructura territorial más grande de la coalición oficialista en la provincia. Una interna podría probar que, a pesar de su tamaño, la UCR carece de candidatos competitivos, por ejemplo. Es sólo una especulación, con algo de base en la historia reciente.
El principal poder de negociación de la UCR pasaría por su capacidad de daño. Juran lealtad a Frigerio, de quien dependen en muchos sentidos, pero argumentan que no pueden controlar la alergia que en buena parte de las bases radicales produciría un acuerdo con Milei. Sobre todo, luego del giro a la ultraderecha que implicó el endurecimiento de su discurso reaccionario.
Más allá de los votos compartidos y del trabajo militante de muchos radicales antiperonistas para que Milei se imponga en el balotaje de 2023, aseguran que una alianza con LLA nunca va a ser aprobada por el congreso partidario.
Fuente: Página Política