
Los entrerrianos votaron cuatro veces este año. En las primarias provinciales, el peronismo obtuvo una ventaja de 25 puntos sobre Cambiemos. En las generales provinciales de junio esa diferencia fue de 22 puntos.
En las primarias nacionales de agosto, la diferencia se redujo a menos de la mitad: el peronismo le sacó casi 10 puntos a Juntos por el Cambio. Y en las elecciones generales de este domingo, la alianza de macristas y radicales dio vuelta el resultado y dejó al peronismo abajo. Por poco, casi un empate, pero le ganó y Entre Ríos, según los datos del escrutinio provisorio, volvió a pintarse de amarillo.
¿Cómo se explica semejante evolución del voto en la provincia en tan poco tiempo? ¿Cómo puede ser que Cambiemos haya recuperado tantos votos, cuando la economía no hizo otra cosa que empeorar? ¿Fue tan efectiva la campaña del “Si se puede” de Macri en Entre Ríos? ¿Afectó tanto la (no)campaña del peronismo?
No se puede comparar una elección con otra. En abril y junio se eligieron gobernador, intendentes, legisladores provinciales y concejales. En agosto y en octubre presidente de la nación y legisladores nacionales. Pero aun así, el contraste entre el 57% de los votos con el que fue reelecto Bordet en junio (el porcentaje más alto desde 1983) y la victoria de este domingo de Macri en Entre Ríos es muy fuerte.
Puede tomarse en cuenta que, entre agosto y octubre, Macri promovió con éxito una épica: tras el “palazo” que lo dejó 16 puntos abajo en las primarias de agosto, logró movilizar en todo el país a una porción del electorado temerosa del regreso del “kirchnerismo” (no del peronismo) al poder. Y a Entre Ríos vino dos veces con su gira del “Si se puede” y encabezó en Paraná el único acto provincial de esta campaña. En la ciudad capital, de hecho, el triunfo de Cambiemos fue más contundente que en la provincia.
La pasividad del peronismo y la inédita movilización que logró Macri en una amplia porción del electorado de clase media, históricamente refractario a la militancia política, pueden explicar en alguna medida los resultados.
Pero lo que de fondo está dejando el año electoral en la provincia es que el gobernador Bordet y el presidente Macri comparten una buena porción del electorado entrerriano.
Pintada de amarillo en el mapa electoral nacional, Entre Ríos termina el año confirmándose como una provincia conservadora con gobierno peronista.
Se ratifica lo que ocurrió en 2015, cuando Bordet llega al poder en una elección general (nacionales y provinciales juntas) en la que había ganado Macri en la provincia. Bordet vence al candidato a gobernador de Cambiemos, Alfredo de Angeli, por apenas 22 mil votos. Hubo, ya entonces, un voto compartido entre Macri y Bordet: muchos electores de Cambiemos prefirieron al peronista antes que al chacarero que dos años antes se había convertido en senador.
En 2015, Macri era lo nuevo, la promesa de cambio ante el agotamiento social con los 12 años de kirchnerismo. Cuatro años después, Macri sube su porcentaje de votos en Entre Ríos en casi 7 puntos, en medio de una crisis fenomenal, con absolutamente todos los indicadores económicos en contra.
Con el diario del lunes, se puede ponderar el tiempismo de Bordet. Acertó con el desdoblamiento electoral y no pagó ningún costo por haberse aliado al kirchnerismo. Evidentemente, en el 57% con el que fue reelecto hay votos que en octubre fueron para Macri y que no rechazaron la reunificación peronista en la provincia, quizá porque Sergio Urribarri no fue candidato.