La oprobiosa jornada organizada por Beltrán Benedit de visitar en el penal de Ezeiza a represores para manifestar su desacuerdo con las resoluciones judiciales es un punto que podría calar si los partidos políticos recuperaran sus identidades.
Lo que lo puso en la portada de todos los medios al diputado nacional de La Libertad Avanza debería recibir el rechazo, por lo menos, de las dos fuerzas políticas tradicionales del país; que con errores, aciertos y en el marco de diferentes contextos; supieron hacer de los derechos humanos una política de Estado.
El experimento político que tiene a Javier Milei como figura y a Mauricio Macri y la tercera generación del menemismo como estructura encontró en los derechos humanos un punto de unión entre el peronismo y el radicalismo. Algo se vio en la última marcha del 24 de marzo, una jornada que había sido monopolizada por el PJ durante el kirchnerismo y el macrismo. Ahora asomaron algunas banderas rojas y blancas.
Las expresiones por la iniciativa del señor Benedit se toparon con el silencio del PJ entrerriano y una adhesión del Comité Provincial a un tuit del órgano partidario homónimo, pero a nivel nacional. Poco. Muy poco.
En la Cámara de Diputados, la diputada Gabriela Lena presentó un proyecto por el cual se expresa “un absoluto repudio a la visita organizada por el diputado nacional por el Distrito Entre Ríos, Beltrán Benedit, del partido La Libertad Avanza (LLA), junto a otros miembros de su bloque parlamentario, a un grupo de genocidas detenidos en la prisión de Ezeiza por crímenes de lesa humanidad, incluyendo a los represores Alfredo Astiz y Adolfo Donda”.
En el artículo siguiente la legisladora radical sostiene que “la mencionada visita vulnera los principios fundamentales del sistema democrático y la memoria histórica de la Nación Argentina, al promover la reivindicación de un régimen responsable de graves violaciones a los derechos humanos durante la dictadura militar” y cuestiona la exaltación de los genocidas”, subrayando que “en más de 40 años de historia democrática en Argentina, nunca antes una comisión de integrantes del Congreso de la Nación había visitado a represores condenados con la finalidad de exaltar a los genocidas”.
Un colectivo de ciudadanos, referentes sindicales, integrantes de organismos de Derechos Humanos, trabajadores y estudiantes universitarios de Entre Ríos impugnó a Santiago Sergio Adolfo Laumann para el cargo de vocal del Consejo General de Educación (CGE) por haber sido parte de Renacer, un grupo político que justifica el terrorismo de Estado.
Luego, en la entrevista, Laumann dijo que se apartó de esa organización. La audiencia se dio en medio de un operativo de seguridad riguroso con efectivos policiales.
Juntos por el Cambio, con radicales incluido, cerró filas para avanzar con el pliego. El peronismo está más para imponer la mayoría y dejar a Laumann sin cargo, según supo Página Política.
En Juntos por el Cambio toma volúmen la idea de que para las elecciones del año que viene, el partido de Milei debería estar integrado en el frente oficialista y evitar cualquier división del voto no peronista. Juntos y La Libertad Avanza comparten una parte importante del electorado.
Los posicionamientos dirigenciales tienen muy poco que ver o, más claro, influyen muy poco en el electorado.
El devenir de la alianza no peronista se desconoce. Las diferencias ideológicas son cosa que no va más allá del cerrado circuito de dirigentes. Los derechos humanos son, en toda esta historia, apenas una piedra en el zapato.
