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La comunicadora

La Vicegobernadora es una de las dirigentes de mayor confianza de Bordet. Su nombre aparece en boca de referentes que la ven en la disputa por la Gobernación. El perfil de la mujer que alcanzó el lugar institucional más importante en la política entrerriana.

Dos días después de que Gustavo Bordet sea reelegido con casi el 58 por ciento de los votos, resultado que se esperaba por la perfomance de las PASO, Página Política publicó una nota que ubicaba a tres intendentes en la línea de partida para la sucesión: Enrique Cresto y Martín Piaggio; quienes no tienen posibilidad de otro mandato; y Adán Bahl, que quiere ser gobernador desde el 2015. Con la publicación aún en portada, un dirigente que ostenta un importante cargo se encontró con este cronista en una cuadra lateral de Casa de Gobierno y lo espetó: “A la nota le faltó un candidato, mejor dicho, una candidata”, se corrigió. Hablaba de Laura Stratta. Tiempo después esa idea se escucharía en boca de un dirigente relevante de un sindicato estatal.

El comentario novedoso para el circuito reducido de la política ahora dejó de serlo. La Vicegobernadora es una aspirante más de ese grupo de posibles candidatos para el 2023. A diferencia de los otros, es la única que no emite una sola palabra al respecto. Quizás no sea necesario, el lugar en la crónica diaria da crédito a un montón de especulaciones.

Stratta tiene 44 años y es licenciada en Comunicación Social, una de las disciplinas a la que más atención presta la política. La comunicación es el nuevo campo en disputa. El territorio.

Sus comienzos fueron, precisamente, en ese campo. Se desempeñó en la reconocida consultora política de Julio Aurelio, en Buenos Aires. Antes se había licenciado con una tesis acerca del uso instrumental de la comunicación en un candidato. El trabajo tuvo como objeto de estudio la campaña de Héctor Maya, quien la acercó a la rosca cuando era senador nacional.

La Vicegobernadora no solo heredó el apellido del ex intendente y diputado Juan Carlos Stratta, sino la representación en la provincia del Banco de la Buena Fe, un ámbito novedoso en su momento y que con el correr de los años la empujó a relacionarse en la política con otro sujeto: el dirigente social. Desde esa plataforma coordinó el Programa de Fortalecimiento de las Instituciones de Microcrédito.

Stratta también asesoró a Graciela Bar en el Senado de la Nación y Luis Márquez en la Convención Constituyente de 2008. Formada en pleno kirchnerismo, cuando Sergio Urribarri fue reelegido en 2011 la eligió para ponerse al frente del Ministerio de Desarrollo Social, propuesta que rechazó por cuestiones personales. Esperaba su primer hijo. Ocupó, finalmente, la banca en la Cámara de Diputados.

Presidió la Comisión de Legislación General. Fue autora de la ley 10.151 de economía social, sancionada el 12 de julio de 2012; y del proyecto de ampliación de la licencia por maternidad, paternidad y adopción. Dos iniciativas, podría decirse, que resumirían su perfil y el de estos tiempos: la economía popular y los derechos de la mujer.

Con el ascenso de Bordet, Stratta aceptó el desafío de manejar el Ministerio de Desarrollo Social. Le tocó en una etapa de zozobra y crisis, pero el organismo nunca estuvo desprovisto de presupuesto para surfear el cuadro de situación que generó el gobierno nacional. Hizo una buena gestión en materia de contención y decidió poner los recursos en un actor social que conoce al dedillo desde la época del Banco de la Buena Fe: el emprendedor.

Trazó una relación inmejorable con Bordet, quien le delegó buena parte de la agenda política. Se reunió con los capitostes de las organizaciones sociales a nivel nacional.

La confianza con el Gobernador se puso a prueba en 2017, cuando le ofreció integrar la lista de diputados nacionales. Lo rechazó. Era el segundo mandatario que recibía un no. Y de una mujer.

No haber escondido su kirchnerismo durante el invierno macrista pudo haber operado como un elemento más para conformar la fórmula en 2019. Stratta aportó identidad K y perfume de mujer a la fórmula que se impuso el 9 de junio y la convirtió en la primera vicegobernadora de Entre Ríos.

Lo acompaña a Bordet en todas las recorridas. Un desafío será construir un perfil estando tan cerca del gobernador en épocas de centralidad política producto de la crisis sanitaria por el coronavirus. Ese lugar el jefe del Ejecutivo lo coparticipa. Ella es una de las principales beneficiarias.

La semana pasada Stratta presentó un proyecto que propone un Régimen contra la Violencia de Género. Fue el retorno a una agenda feminista que la había tenido al frente, pero que el femicidio de Fátima Acevedo empantanó por un prolongado silencio gubernamental.

Su relación con la dirigencia es diaria. No todo se difunde.

La cercanía con Bordet le permite dar su opinión y proponer nombres. No fue la que encumbró a su sucesora Marisa Paira en el ministerio aunque se lleve bien. Se le endilga haber hecho fuerza por la designación de Martín Müller al frente del Consejo General de Educación (CGE). El tema educativo le interesa.

La Vicegobernación suele ser un lugar híbrido, más aun en una provincia en que la Legislatura no calienta la política. Stratta tiene la visibilidad que no tuvieron sus antecesores. Ese molde lo rompió una mujer que articula política y comunicación de caras a una competencia que hasta ahora solo tiene a ella y a tres hombres.

Novena nota de una serie de perfiles que Página Política irá publicando en un espacio llamado “En foco”.








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