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Qué ocurrió en el PJ la última vez que hubo PASO legislativas

Es oportuno recordarlo, a la luz del debate sobre la posible suspensión de las primarias del año que viene. En 2017, la última elección intermedia, Bordet acordó una lista “oficial” con Busti y Urribarri. Una porción del kirchnerismo no acompañó y se anotaron 10 listas para dar la interna.
Pablo Bizai
Por: Pablo Bizai
pablobizai@gmail.com

Las comparaciones entre una elección y otra suelen no servir de mucho, más que como un antecedente que siempre algo deja para el análisis. Con esos reparos, resulta interesante recordar lo que ocurrió en las PASO de Entre Ríos del 13 de agosto de 2017, porque fueron las últimas primarias de una elección intermedia en la que se votaron diputados nacionales por Entre Ríos.

En particular, repasar lo que ocurrió en el peronismo de Entre Ríos, porque es en esa fuerza donde se debate por estos días la conveniencia o no de gastar 12 mil millones de pesos para que los partidos elijan candidatos en agosto del año que viene, en un panorama incierto desde el punto de vista sanitario y en medio de una crisis económica de magnitudes históricas. El propio gobernador Gustavo Bordet es de los que opina a favor de la suspensión.


Como en 2017, en 2021 la provincia votará diputados nacionales. Una de las grandes diferencias con la elección intermedia de 2017 es que gobernaba Cambiemos en la Nación y esa gestión atravesaba por su mejor momento. La otra, que todavía no existía el peronismo unificado en el Frente de Todos, que en 2019 hizo presidente a Alberto Fernández y le permitió a Bordet ser reelecto con el 57% de los votos.

No obstante, para las elecciones de 2017 Bordet buscó armar un acuerdo de unidad, al tiempo que propició la libre participación de todos los disidentes. El resultado fue que se anotaron 10 listas, de los más diversos pelajes peronistas, que sumaron 331 mil votos, de los cuales 206 mil fueron para la lista «oficial» y 51 mil para una opción de kirchnerismo puro.

Escenario

Una vez que llegó al poder en 2015, Bordet se propuso superar la grieta que había provocado en el peronismo provincial la larga pelea entre el ex gobernador Sergio Urribarri y quien fuera su mentor político, el ex gobernador Jorge Busti.

Con pragmatismo, Bordet advirtió que esa fractura de diez años –que llevó a Busti a fundar un partido propio y ser expulsado del PJ por Urribarri– debía ser superada. Reconoció que en una provincia en la que había ganado Mauricio Macri, pudo llegar a la gobernación más por defectos ajenos que por virtudes propias. Si Cambiemos no fue gobierno fue porque una franja de votantes de Macri juzgó que el candidato a gobernador Alfredo de Angeli no estaba en condiciones de asumir semejante responsabilidad.

Resultaba entonces imprescindible recuperar los votos peronistas que en 2015 se había llevado la fórmula para la gobernación Adrián Fuertes-Jorge Busti, alineados nacionalmente con Sergio Massa.

Con Fuertes incorporado a su gabinete desde el minuto cero de su gestión, Bordet avanzó, ya en 2015, en la tarea más complicada: acordar con Busti. Y lo logró. Pero el acuerdo de Bordet con Busti –que se expresó con la candidatura de Gustavo Zavallo en el tercer lugar de la lista de diputados nacionales- nunca fue explícitamente avalado por Urribarri, el máximo exponente del kirchnerismo en la provincia. Al menos nunca apareció para esa elección la foto de circunstancia que los retrate juntos a los protagonistas de la grieta que con más profundidad partió al peronismo de Entre Ríos desde 1983.

El acuerdo de Bordet con Busti terminó dividiendo al kirchnerismo en Entre Ríos. La dirigencia que ocupaba espacios de poder se quedó dentro de Somos Entre Ríos, el nombre que llevó la lista “oficial”. Pero otros prefirieron acompañar, de modo explícito o en silencio, a la alternativa que en la interna llevó como primer precandidato al entonces diputado cristinista Jorge Barreto.

Con 51 mil sufragios, la lista de Barreto resultó la tercera más votada, después de las que encabezaron Atilio Benedetti en Cambiemos y Juan José Bahillo en el PJ. Se podría decir que en Entre Ríos el cristinismo más duro se ubicó como tercera fuerza electoral, con lo suficiente para ganarle a las escuálidas propuestas de la izquierda y el socialismo. A eso hay que agregarle los más de 10 mil votos que reunió la otra lista claramente kirchnerista, que llevó como precandidata a Claudia Vallori.

En suma, el kirchnerismo que se opuso al acuerdo de Bordet con Busti juntó más de 60 mil votos en las PASO de 2017. Al menos un tercio de esos votos no acompañaron luego en las generales a la lista que encabezó Bahillo. Y el peronismo terminó perdiendo y llevando al Congreso sólo dos diputados (Bahillo y Mayda Cresto). El tercero en la lista era Gustavo Zavallo. Claramente, una porción del kirchnerismo no estuvo interesada en aportar para que un hombre de Busti llegue a una banca para sumarse al bloque de Massa.

El acuerdo entre Bordet, Busti y Urribarri de 2017 y la apertura a la participación en una interna que terminó contando 10 listas, resultó insuficiente para el objetivo original de Bordet, que era reagrupar los votos del peronismo para competir en una provincia donde había ganado Macri.

Para las elecciones de 2015, la fórmula Bordet-Bahl había juntado 325 mil votos en 2015. La fórmula Fuertes-Busti, 120 mil. Entre las dos versiones del peronismo habían reunido 445 mil votos.

En las PASO de 2017, la suma de las 10 listas que participaron de la interna, con Busti y Fuertes adentro, alcanzó los 331 mil votos. En las generales de octubre esa cifra cayó a 313 mil.

En 2019, y con todo el peronismo adentro del Frente de Todos, Bordet sería reelecto con 436 mil votos, 9 mil votos menos que la suma de votos peronistas de cuatro años antes, pero suficientes para alcanzar un triunfo de proporciones históricas con el 57% de los votos. Cristina y Macri habían hecho lo suyo.

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