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UCR en crisis

Se viene el congreso radical

La asamblea del principal partido del frente oficialista viene demorada. Se mezclan divisiones de la interna nacional con reclamos propios de la provincial. Hay temor por el tenor de los reproches de cientos de congresales desarticulados. Pero deben reunirse. Se anticipa el debate de fondo para 2025 ¿Es posible una alianza con Milei?
Pablo Bizai
Por: Pablo Bizai
pablobizai@gmail.com

Los referentes de los distintos espacios internos de la UCR entrerriana han iniciado un proceso de conversaciones para atender un asunto pendiente muy caro a la tradición radical: la reunión del congreso provincial.

Es que el máximo órgano partidario lleva más de un año sin sesionar. La última vez fue el 3 de junio de 2023, cuando los dos sectores que venían de enfrentarse en la interna del 16 de abril de ese año acordaron la integración de su Mesa de conducción, con el entonces intendente de La Paz, Bruno Sarubi (hoy diputado provincial) en la presidencia.

En ese momento, el escenario era muy distinto. La UCR provincial venía de una interna que había arrojado un virtual empate entre los sectores del radicalismo que apoyaban y los que enfrentan al candidato a gobernador del PRO, Rogelio Frigerio, con Pedro Galimberti a la cabeza.

Ese 3 de junio, los acuerdos permitieron al partido superar sin dificultad la obligación legal de definir la política de alianzas, que para las elecciones de 2023 debían inscribirse el 14 de junio.

Fue el primer y único congreso con la integración derivada de aquella interna (con votos sólo de afiliados) tan pareja, que exhibió un radicalismo partido al medio frente al eje de debate que implicó el apoyo a Frigerio. No había mucho para discutir antes de que las urnas terminaran saldando la pulseada en las PASO de agosto, con una clara ventaja a favor del candidato del PRO (con voto a padrón abierto).

Después de aquel 3 de junio de 2023 pasó de todo. Desde el ascenso a la presidencia de Javier Milei con su disruptivo ajuste, pasando por el triunfo de Frigerio en la provincia y la integración de los distintos sectores internos de la UCR a su gobierno, hasta la reciente renuncia de Galimberti a su banca de diputado, que vino a poner un broche final al proceso que en 2021 se había propuesto “construir” un gobernador radical.

De acuerdo con los estatutos partidarios, el congreso viene muy demorado. Debió haberse reunido, al menos, en el mes de marzo. No hay una explicación oficial para ese retraso que va a contramano de la tradición radical. Daría la impresión de que en los últimos 20 años mantenían su institucionalidad partidaria sólo porque no estaban en el gobierno. Finalmente, no son tan distintos a sus primos peronistas que, de regreso en la oposición, se acordaron del partido y reunieron su congreso hace dos semanas.

 

Cuándo y para qué

Nadie tiene aún una fecha para el congreso radical. Podría ser a fines de octubre o principios de noviembre. Nadie puede tampoco medir hoy quién o qué sector interno tendría mayoría en un congreso que, por otro lado, tampoco tiene un temario específico o urgente que tratar.

Poco y nada queda de aquel mapa que dejó la última interna de abril de 2023. Los críticos de entonces están hoy, en su mayoría, integrados al gobierno de Frigerio.  Y Galimberti recibe más cuestionamientos que Atilio Benedetti, la principal figura del “oficialismo” radical de las últimas dos décadas, que viene de votar a favor de los jubilados en medio de la ruidosa deserción de su ex par Galimberti.

Una de esas diatribas viene de parte de un sector en formación, UCR Activa, donde sostienen que el radicalismo entrerriano perdió su identidad al alinearse con Frigerio y cuestionan no sólo a la conducción partidaria y a los referentes radicales más frigeristas, sino también a los que dieron la interna y ahora “entregaron las armas” integrándose a la gestión provincial.

Unos de los blancos más visibles es el propio presidente del Comité Provincial, Fuad Sosa, a quien muchos radicales cuestionan el modo en que manejó la integración de su sector al nuevo oficialismo.

Pero, por encima de estos reproches más cercanos a los intereses personales, el radicalismo ya discute un asunto de fondo. Aunque la definición sobre la política de alianzas vendrá recién el año que viene y luego de que la interna partidaria renueve autoridades, el congreso seguramente adelantará el debate sobre el futuro de la UCR, ante la eventualidad de un acuerdo electoral de Juntos por Entre Ríos con La Libertad Avanza.

El argumento de que comparten electorado con Milei y que un escenario de tercios favorecería al peronismo en Entre Ríos resulta sensato. Hace un mes, un dirigente de Paraná lo dijo con todas las letras: “No podemos dejar tres tercios para las elecciones. Nosotros compartimos muchísimos votos con ellos (LLA) y no podemos dejarle la chance a este peronismo camaleónico que se alce con un triunfo en Entre Ríos”, afirmó Miguel Rettore.

Pero a todos cuesta imaginar un congreso radical aprobando un acuerdo con Milei. Sería para muchos un límite difícil de cruzar. En especial para esa dirigencia radical que sigue estando a la izquierda de su electorado, que mantiene en alto la idea socialdemócrata de Alfonsín, esa mala palabra para el credo libertario.

Pero no todo es ideología. Hay quienes hacen cuentas y se atreven a imaginar como posible una ruptura. Reparan en que dentro de un acuerdo de Frigerio con Milei no habría espacio para candidatos radicales. A lo sumo podría aplicar Benedetti, que en la era Milei ha votado, casi, como un legislador del oficialismo. Salvo en el tema jubilados, donde la suerte ya echada lo liberó para no contradecir sus convicciones.

El año que viene, los radicales de Entre Ríos ponen tres bancas en juego: una en el Senado (Stella Olalla) y dos en Diputados (Benedetti y Marcela Ántola). Eran cuatro, pero Galimberti renunció y le regaló una banca al PRO.

Algunos creen que deberían evaluar qué estrategia electoral le resultará más efectiva para retener esas bancas. Hay una franja de la UCR que estima que sería más conveniente ir por cuenta propia en las elecciones intermedias. Reparan en una particularidad de este tiempo de ajuste: los intendentes radicales ya no dependen de la Gobernación, que no les ha dado nada, ni les va a dar. “Frigerio fue muy franco en esto: voy a hacer escuelas, caminos para la producción y hospitales, pero no me vengan los intendentes con la listita porque no hay plata”, advirtió un dirigente radical.

 

Fuente: Página Política
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